Acogida favorable de la crítica a «La soledad del triunfo», en su estreno en Sevilla

por | 8 Nov 2012 | Las Artes

En la sesión del pasado miércoles, en el Festival de Cine Europeo de Sevilla se estrenó la película de Álvaro de Armiñán “La Soledad del triunfo”, un filme sobre el mundo interior que vive el torero, en un  acto que contó con el apoyo del mundo taurino, que se ha volcado a la hora de su presentación pública.

En la opinión de Andrés González Barba, en el diario ABC de Sevilla, “el éxito que ha tenido esta película en festivales como el de Valladolid está avalado por la calidad de una historia, basada en la novela homónima de Rafael Moreno, periodista y apoderado. A partir de ahí se ha trazado un sólido guión a través del cual Álvaro de Armiñán ha logrado plasmar el mundo interior del toreo, es decir, el que no se ve reflejado en los focos de la plaza, sino aquel que remite a la introspección del torero”.

Se trata, según el productor del film, Rogelio Delgado, ha destacado que  es “una nueva lectura del mundo del toreo”. Por su parte, el director Álvaro de Armiñán afirma que “he arañado un poco de este mundo, que es celoso de sus tradiciones e intimidades”.

“La soledad del triunfo”  se exhibirá próximamente en Canal Sur y en otras televisiones autonómicas españolas, amén de algunas de cable, ya se ha vendido para ser emitida en televisiones de otros países, como Estados Unidos, México, Venezuela o Colombia.

Si nos atenemos a la opinión del crítico taurino Carlos Crivell, se trata de una “película de toros sin toros”. Y en su pagina sevillatoro.com lo explica: “No es una película de toros. Es una película alrededor del mundo de los toros. Sin embargo, la trama de la película de Álvaro Armiñán se desarrolla dentro del mundo taurino. En ninguna otra actividad se conjugan elementos tan peculiares como en el de los toros. La metáfora del título es casi imposible en otros mundillos de la creación cultural o artística. Algunos personajes están muy bien caracterizados. Quien asiste a su proyección cree identificar en cada escena a alguien de la vida real. El ambiente, las coletillas y la jerga taurina están bien conseguidos, algo que no es poco y que suele fallar en las películas sobre asuntos toreros.

En otro momento de su crítica, se pronuncia claramente respecto a “La soledad del triunfo”: “es una película más que digna que puede gustar a los taurinos y que puede conseguir que los que no muy avezados en cuestiones taurinas aprecien más al profesional que lidia toros vestido de luces. Destaca la interpretación de Mercedes Hoyos como madre del torero, así como el citado Higares. Todo acaba bien, para que un tinte de emoción invada a los presentes. El final es propio de una novela rosa. Todo con un ritmo lento y, a veces, cansino. Se trata de subrayar problemas reales que aparecen en cualquier actividad humana. Es una pena que no se profundice en la soledad del que comienza, o en la soledad del fracaso, que en esos casos sí que se sufre de verdad. Esta película peca de magnificar estereotipos manidos, que aunque reales no llegan a conjuntarse de forma tan exagerada en la vida de un artista del toreo”.

Pero Crivell también realiza lo que es mucho más que un matiz:  el film falla en la peculiaridad del toreo. La profesión de torero es diferente a todas. Se dice en la película el famoso tópico de que ser figura es muy difícil, pero mantenerse tras el triunfo es un milagro. Basada en la novela de Rafael Moreno del mismo nombre, se describe el triunfo, miserias y hundimiento de un torero. Es una película de toros sin toros. Salvo algunas imágenes de reses en el campo en la preciosa finca Las Monjas de Manolo Bajo, no hay ni escenas de corridas de toros ni siquiera un tentadero. Nada de toros. Se intenta penetrar en las circunstancias que rodean a un torero y que lo llevan a la cima y lo hunden en la nada”.

Y al entrar en la trama, Crivell describe que “se elige a un torero con padre y madre, que acaba con una figura ya veterana en una sola corrida, que debe soportar la tiranía de todos los que le rodean sin que pueda tomar ninguna decisión por sí mismo. La misma corrida en la que acaba con su rival, interpretado de forma muy convincente por Óscar Higares, la firma el padre en contra de la voluntad de su todavía desconocido hijo. El triunfo llega por la obcecación paterna, detalle que no debe quedar en el olvido. Y aparecen en la pantalla una serie de tópicos hipertrofiados para darle a la historia un tinte de realidad lejos de lo cotidiano. Existen padres de toreros que no piensan en sus hijos más que como productos para ganar dinero, madres que gozan del lujo como perfectos nuevos ricos, señoritas capaces de venderse para salir en las revistas, casi todo lo que aparece en la pantalla es cierto, solo que es todo tan exagerado que uno piensa que no es posible que alrededor de un triunfador se amalgamen tantos elementos para conseguir que el chaval acabe despreciando su propia trayectoria. En ese sentido hay una pregunta clave que el profesor de la Escuela le hace al matador: ¿Tú quieres ser torero? Ni siquiera había podido elegir, porque todo le había sido impuesto.”

 
 

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Taurología

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