A la 5ª también se le resistió la Puerta Grande a Juan del Álamo

por | 21 May 2014 | Temporada 2014

MADRID. Corrida de la Prensa, fuera de abono.  Tres cuartos de entrada. Tarde desapacible, a ratos lluviosa y siempre con viento. Seis toros de Juan Pedro Domecq, cinqueños todos, bien presentados,  de poco juego y de fuerzas; el mejor fue el 3º y con algunas posibilidades el 2º.  Manuel Jesús “El Cid” (de rioja y oro), silencio y silencio.  David Fandila “El Fandi” (de nazareno y oro), silencio tras aviso y silencio. Juan del Álamo ( de rosa pastel y oro), una oreja y silencio.

Como es tradicional, desde una barrera del tendido 2 asistió a la corrida S.A.R. la Infanta Elena, en esta ocasión acompañada por el subsecretario de Educación, Fernando Benzo, y la presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid, Carmen del Riego. El Fandi y del Álamo le brindaron sus primeros toros.

¿La corrida de esta tarde? Mismamente como está hoy el digno y apasionante oficio que hace posible  la prensa, en cualquiera de sus variantes: resistiendo el embate de las tormentas, llámense crisis, llámense Eres, llámense precariedad. En lo taurino, la tormenta era, en parte, lo desapacible del clima, ahora llueve, ahora no; pero lo era también por los seis toros de esos de uno se cae y otro no, y ninguno –salvo la excepción parcial del 3º– con la acometividad necesaria. No hace falta que el ganadero lo firme ante notario: es de toda evidencia que lo de Parladé y los “juanpredros” de hoy se llevan por separados, pero muy por separados; vamos, ni parentesco lejano, al menos en esta ocasión.

Contra la adversidad levantó su voz una tarde más Juan del Álamo. En el 3º el salmantino puso la raza que le faltaba al “juanpedro”.  Y le funcionó, no del todo, pero si en medida suficiente. Por eso se llevó a casa su quinta oreja madrileña. Su faena pecó de pasar por fases de altos y bajos, al mismo son que el toro. Pero cuando había conjunción, los muletazos salían con mucha verdad.

Vivía el personal a la espera de que el 6º rompiera la línea ramplona de los anteriores, porque había un deseo compartido de que Juan del Álamo tuviera papeletas suficientes para abrir la Puerta que da a la calle Alcalá; después de tantos esfuerzos en tardes anteriores, se merecía esa compensación. No pudo ser: el domecq de turno, con la cara en las nubes y siempre a su aire, no estaba por la labor.

Un rayito de luz vino a Las Ventas durante el tercio de banderillas del 5º, de los mejores que se le han visto a “El Fandi”, acostumbrado ya a tapar la pureza de la ejecución con los alardes atléticos. Pero el rayito duró lo que se necesita para colocar tres pares y uno de propina. Luego volvimos a lo  habitual, que resulta innecesario reiterar, no si antes recordar, para ser justos, que ninguno de los de su lote tuvo mayores alegrías en su guapo cuerpo.

Si en circunstancias más normales las cosas no le vienen rodando bien a “El Cid”, menos era posible que los dos “juanpedros” de esta tarde: el uno, manifiestamente claudicante; el otro, deslucido a conciencia. Pero, bueno tengamos paciencia, a lo mejor la tarde de los toros del Puerto cambian las cosas.

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Taurología

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