Dentro de la literatura taurina ocupa un lugar, y no marginal, los libros que recopilan los anecdotarios de la Fiesta. Constituyen otra forma de contar la historia, que en muchas ocasiones encierran claves que explican sucesos más relevantes.
En buena parte de la cosecha del siglo XIX ya se encuentran ejemplos de esta forma de contar la Tauromaquia, entremezclada en la mayoría de los casos dentro de tratados que nacieron con vocación enciclopédica, siguiendo la estela de la etapa ilustrada y de los escritores románticos.
En otros casos, estos sucedidos taurinos aparecían en la vieja formula de los libros-resumen de cada temporada, que estuvieron tan en boga en su momento y en los que se venía hacer un balance de la temporada recién acabada.
A partir de los inicios del pasado siglo, este tipo de libros adquieren una cierta sistematización. Hasta el punto que, por ejemplo, el crítico “Caireles” publicó diversos volúmenes de sus “Chascarrillos taurinos”, que a tenor del número de ediciones debió tener buena acogida. Similar fórmula siguió Leopoldo Vázquez, con sus “Cuentos y anécdotas de toros”. Todavía hoy encontramos ejemplares de estas joyas bibliográficas en las librerías de viejo.
Antonio Díaz Cañabate es un ejemplo del binomio de escritor taurino y costumbrista. Su libro “Sainetes y sainetillos del planeta de los toros” es un buen ejemplo. Pero el escritor madrileño sigue unos esquemas diferentes en sus exposiciones, que no se ajustan estrictamente a esta formula del anecdotario recopilatorio.
En la etapa moderna, probablemente el último libro que se había editado hasta ahora era el de Luis Nieto Manjón –crítico de Diario de Sevilla y excelente escritor– con su “Anecdotario taurino. De Cuchares a Manolete”, que con su otro trabajo editorial: “Anecdotario taurino II: De Luis Miguel a El Cordobés”, ambos dentro de Editorial Tutor, completa una amplia etapa temporal.
En estos días la editorial La Esfera de los Libros lanza lo que bien podríamos decir que es la actualización de este corte de literatura. Se trata de “300 anécdotas taurinas. La otra cara de toreo”, de Lucas Pérez. Si los libros de Nieto Manjón llegan hasta la figura de “El Cordobés”, este nuevo proyecto editorial nos sitúa en la actualidad de ahora mismo. De alguna forma puede decirse que viene a cerrar el círculo, con el aliciente añadido de referirse siempre a gente del toro que en estos momentos están en la actualidad diaria.
Lucas Pérez, economista de formación académica, pero aficionado y escritor de vocación, que en la actualidad trabaja en la redacción taurina del diario El Mundo, pretende con un libro muy pegado a la actualidad "atraer a un público joven que tanto necesita la Fiesta en estos momentos". El objetivo no es precisamente marginal.
Sabido es que la historia del toreo se escribe en torno a lo que sucede cada tarde en el ruedo. Es, por decirlo de algún modo, la parte esencial de la historia. Pero no cabe duda que cuanto se encierra en torno a la Tauromaquia va más allá. Desde luego, sin esos otros aspectos más íntimos y casi desconocidos, no se explican muchas cosas de las que luego ocurren en un ruedo, Son los dimes y diretes, tan abundantes en este mundo, pero son también pequeños sucedidos de los protagonistas, que en unas ocasiones pueden constituir simples rarezas o manías, pero que en otros tienen una envergadura mas honda. Y en cualquiera de los casos, como bien ha advertido Lucas Pérez, sirven para alimentar la leyenda, sin la que el toreo aparecía descarnadamente desnudo.
La obra recopila historia nunca conocidas de personajes tan distintos como Enrique Ponce, José Tomás, Morante de la Puebla, Miguel Abellán, Miguel Ángel Perera, Justo Algaba o Victorino Martín. En esta amplia diversidad radica la clave para que sea un volumen ameno que se lee con facilidad.
Como Zabala de la Serna escribe en el prólogo a esta obra, “de anécdotas vive el toreo. Anécdotas que trascienden su propia categoría para adoquinarse en los serios muros del edificio histórico de la tauromaquia que sigue vigente y viva, chispeante y en ebullición. Lucas Pérez ha olfateado con instinto de periodista/sabueso el rastro de aquellas pequeñas cosas que nos definen y que han hecho del planeta de los toros un universo inabarcable que se enmarca y se expande, se encuaderna y libera, un poco más allá de las páginas que nos siguen y en la que quedan por escribir. Al fin y al cabo somos el tiempo que nos queda”.
0 comentarios